Estados Unidos cuenta con 50 estados y una capital en Washington DC, y todos ellos definirán el próximo 5 de noviembre quién será el Presidente número 47 del país a través del voto de más de 200 millones de ciudadanos que elegirán a 538 representantes del Colegio Electoral, que a su vez votarán por el representante de gobierno, sin embargo, el resultado puede depender de tan solo una decenas o miles de votos.
Y es que la elección se está concentrando en siete estados que tendrán mucho más peso que las demás entidades, y en ellos recae la responsabilidad de definir si ganará la demócrata Kamala Harris o el republicano Donald Trump.
Llamados estado bisagra debido a que su electorado no se inclina claramente hacia uno u otro partido, a diferencia de otras entidades que históricamente se consideran más favorables a una tendencia política, los siete estados clave podrán inclinar la balanza hacia un candidato u otro, pues en ellos recae el significativo número de representantes del Colegio Electoral de 93 votos, de los 538.
Los siete estados son Pensilvania, Michigan, Wisconsin, Georgia, Carolina del Norte, Arizona y Nevada. Por eso, tanto Trump como Harris centran sus energías en estos estados e invierten en ellos la mayor parte de sus fondos.
Pensilvania, joya de la corona
Analistas y especialistas consideran que dentro de los siete estados claves, será Pensilvania el que mayor atención merece al ser el más codiciado por sus 19 representantes electorales. La entidad se caracteriza por una industria del carbón en decadencia y del acero que se resiste a no caer, por lo que los movimientos sindicales se han convertido en una fuerza por la cual luchar.
Según la media de encuestas registrada por FiveThirtyEight los candidatos presidenciales enfrentan un empate técnico. Así, demócratas y republicanos miden cada uno de sus movimientos en la entidad, estado donde han invertido más en propaganda electoral (180 y 170 millones de dólares, respectivamente).
Harris aventaja a Trump entre los votantes latinos en los siete estados clave, conseguiría 56% de los votos frente a 31%
Trump ganó por la mínima en 2016 y el presidente Joe Biden se impuso en 2020 pero también por escaso margen.
Michigan, al igual que Pensilvania, este bastión demócrata, y sus 15 grandes electores, quedaron en manos de Trump en 2016 y Biden lo reconquistó en 2020.
En esta cuna de la industria automovilística, también en declive, Harris ha recibido un fuerte apoyo del principal sindicato del sector, pero no de los numerosos votantes de la comunidad árabe-estadounidense o musulmanes indignados por el apoyo de Estados Unidos a Israel en la guerra de Gaza.
Otro bastión que perdieron los demócratas en 2016 fue Wisconsin, que nuevamente fue recuperado por Biden en las elecciones pasadas y ahora las principales encuestadoras marcan un empate en el estado.
Para mantenerlo, los demócratas han pregonado el mensaje de la amenaza existencial para la democracia si gana Trump, un mensaje dirigido a una mayoría de votantes moderados.
En el corazón del sur religioso y conservador, Georgia confía tradicionalmente sus 16 grandes electores al candidato republicano y se prevé que sea el segundo estado más importante para definir el futuro electoral del país.
En la estela de los movimientos antirracistas, Georgia, con su numerosa comunidad afroestadounidense, prefirió hace cuatro años al demócrata Biden, y Harris apuesta por mantenerlos, pero el electorado religioso apuesta por Trump como artífice de la suspensión de la garantía federal del aborto. Un logro por el que parecen proclives a olvidar la imputación del expresidente por intentar alterar los resultados de las elecciones en Georgia en 2020.
Por otro lado está Carolina del Norte con sus 16 representantes del Colegio Electoral, un estado elegido por los republicanos desde 2008, pero su gobernador es demócrata desde 2017.
Con una amplia representación de la comunidad afroamericana y el electorado joven,Harris apuesta a retomar el estado a través de impulsar el número de votantes registrados.
Un caso destacado es el estado fronterizo de Arizona que enfrenta un alto descontento por la cuestión migratoria. Predominantemente republicano y con 11 representantes del colegio, en 2020 dio la sorpresa al elegir al demócrata Joe Biden.
Pero las campañas se han centrado en la inmigración ilegal, principalmente el candidato republicano, quien ha sabido capitalizar la crisis y ha permitido desbalanzar el equilibrio en la entidad.
Finalmente Nevada, estado con seis representantes electorales y que no ha votado por ningún republicano desde George Bush en 2004.
Los conservadores apuestan a la población latina, quienes ven como una prioridad temas como el aborto, parte de la cual se distancia de los demócratas.
Los partidarios de Harris esperan que la llegada de nuevos habitantes (empleados más jóvenes y mejor formados que suelen proceder de la vecina California para trabajar en el sector tecnológico o en la transición energética) juegue a su favor.